¿Para qué sirven los principios? ¿Cuáles son sus valores como individuo? ¿Lo ayudan a usted como persona, como profesional? ¿Cómo se manifiesta la ética en el periodismo, en las relaciones públicas, en la publicidad, en la Internet?
En fin, ¿qué es ética?, ¿cómo se toman las decisiones correctas?
Las dudas, múltiples y complejas, a las que se enfrenta una persona que se dedique a cualquiera de las tareas de los medios de comunicación no siempre desembocarán en comportamientos correctos. Pero el estudio de la ética mediática sí ayuda a encontrar cuál es la acción más apropiada; nos muestra cómo justificar –no sólo razonar– nuestras acciones, y a saber con cuánta dignidad se provoca el daño menor.
Esas zonas grises, donde el comunicador o comunicadora se balancea en el dilema, son los escenarios difíciles que ameritan un análisis concienzudo del sistema conductual apropiado para cada profesión.
Este libro no responde todas la interrogantes, pero sí explica por qué el sistema de valores personal no es suficiente para ser buen profesional, e insiste que a la hora de elegir entre la “libertad de hacer” y la “responsabilidad al hacer”, es ésta última la que debe prevalecer.