Aparecido en un momento clave de la poesía puertorriqueña, Hjalmar Flax (Puerto Rico, 1942) se mantiene apegado a su vocación poética fundamental y alejado de grupos literarios, capillismos y conciliábulos.
Artesano de la palabra, Flax deja ver desde su primer libro, que aparece en 1969, un estilo proclive al rescate de la oralidad como instrumento de exploración y elaboración en su personal poética. Así configura un lenguaje rítmica y sintácticamente superior al conversacionalismo en boga.
A juicio de Pío E. Serrano, autor del prólogo, Abrazos partidos y otros poemas "da otra vuelta de tuerca a su escritura laboriosa sobre el lenguaje, a su obstinada voluntad por alcanzar una expresión propia".