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  • Una magna obra costumbrista
     

José Luís Vega, director de la Academia Puertorriqueña de la Lengua Española, Honorable Willy Miranda Marín, alcalde del Municipio Autónomo de Caguas, y Eduardo Forastieri Braschi, en  el momento en que el autor entrega un ejemplar dedicado al Alcalde.

Muy buenas noches tengan todos y todas. Bienvenidos a Caguas, “Nuestro nuevo País, Centro... y Corazón de Puerto Rico”. Hoy celebramos un acto que nos llena de orgullo y fortalece aún más nuestra identidad criolla: la presentación de la nueva edición crítica-filológica, así como de la edición escolar de la obra literaria, El Gíbaro, del escritor puertorriqueño Manuel Alonso.

Dado el vínculo tan íntimo y relevante de su autor, don Manuel Alonso, con nuestra ciudad de Caguas, es un honor ser anfitriones de esta presentación y especialmente, de  facilitar que la misma llegue a todos los maestros de décimo grado de nuestro sistema público de enseñanza, como parte de la celebración de la Semana de la Lengua y de la Puertorriqueñidad.

Al considerar los motivos para celebrar esta publicación, es inevitable pensar en la sincronía, esa coincidencia de hechos o fenómenos en el tiempo. Todos los elementos de esta publicación -desde las primeras experiencias vitales que inspiraron al autor para escribir la primera edición a mediados del siglo xix, hasta el origen del editor del ejemplar que hoy presentamos-, convergen en Caguas.

Casualidad o causalidad, lo cierto es que son múltiples nuestras razones para celebrar.   En primer lugar, don Manuel Alonso Pacheco, autor de El Gíbaro, se crió aquí en Caguas desde los tres años.  Esta obra suya del género costumbrista es la primera obra literaria que describe fuertes características de los habitantes de nuestro terruño, por lo que se considera la obra inaugural de la literatura puertorriqueña. También nos enorgullece que el entorno de nuestra Ciudad marcara la vida del autor a tal punto, que utilizó como seudónimo el “Gíbaro de Caguas”.

Por otra parte, celebramos también que esta primera edición crítica de  El Gíbaro, publicada con nuestro apoyo económico por la Academia Puertorriqueña de la Lengua Española y la prestigiosa Editorial Plaza Mayor, estuviese a cargo de un académico cagüeño: el profesor  y crítico literario Eduardo Forastieri-Braschi. Con todo el rigor de una edición crítica, bajo la lingüística y la historia,  Forastieri-Braschi estudió e interpretó el texto línea por línea, palabra por palabra, de todas las 14 ediciones que se han publicado de esta obra -desde la primera de Barcelona, del año 1849,  hasta la más reciente, del año 2001, para presentarnos un texto sin errores ni ambivalencias. Este enfoque filológico enmarca con mayor agudeza a El Gíbaro en un contexto cultural e histórico, tan necesario para apuntalar el desarrollo de una nación.

El contexto que condujo a la composición de El Gíbaro, se inició con el Boletín Instructivo y Mercantil en 1839 y con la publicación del Aguinaldo Puertorriqueño en 1843.  En los mismos, se publicaban temas de instrucción, la ausencia de una educación secundaria, el progreso, el costumbrismo y la literatura, que Alonso recogió para el diseño de este primer clásico de la literatura puertorriqueña.

Por un lado, tenemos a un criollo que en 1842 partió hacia Barcelona, España, donde estudió Filosofía, Medicina y cirugía, además de botánica, agricultura y griego, tras lo cual regresó a Caguas con su título de médico y el libro de costumbres puertorriqueñas, El Gíbaro, publicado en Barcelona en 1849.

Por otro lado, tenemos al autor, treinta y tres años después, durante el primer lustro de la década del 1880, enfrascado en la política liberal y en el periodismo político del País. Entonces se volvió a imprimir El Gíbaro de 1849 con algunas enmiendas en un primer tomo en 1882 y un segundo tomo en 1883.

Don Manuel Alonso recogió en su título la figura cultural del “gíbaro” surgida en las primeras décadas del siglo 19 cuando ya se anticipaba un gentilicio. Mostró su excepcional capacidad de sintetizar en las páginas la vida del País y la cotidianidad de nuestra gente. En su obra costumbrista describió tipos populares y actitudes, comportamientos, valores y hábitos comunes a una profesión, región o clase.  Lo hizo por medio de la descripción de los ambientes, costumbres, vestidos, fiestas, diversiones, tradiciones, oficios y tipos representativos de la sociedad de esa época.

Estos cuadros son de gran importancia sociológica e histórica.  Además de brindarnos comprensión del momento histórico en que se desarrolla, El Gíbaro registró hechos y rasgos que nos caracterizaron y nos permite conocer los escenarios, tradiciones, hábitos y creencias de nuestros antepasados.

Ahora, esta nueva edición de El Gíbaro se presenta muy oportunamente más de un siglo después de su primera impresión, en un mundo marcado por la globalización. Es otra de las sincronías de las que hablé al principio, pues, el éxito de la inserción en la economía global,  depende precisamente de un desarrollo diseñado y protagonizado desde las mismas sociedades que observan atentamente su historia y su cultura propias.  Tiene que existir un “diálogo” entre las innovaciones que nos llegan a través de esa apertura global y nuestra propia realidad, a partir de una valoración del conocimiento de nuestra historia, de nuestras costumbres y de nuestra cultura.

Esta nueva edición de El Gíbaro,  satisfará la necesidad de recuperar los contenidos tradicionales para promover el desarrollo de todos los ámbitos de nuestra sociedad: la salud, la tecnología, la educación y la economía. Tenemos ante nosotros una magna obra costumbrista que debemos leer y releer. Veremos cómo el valor de la tradición y el valor de la memoria son, al fin y al cabo, el valor de la palabra, del pensamiento, de la comunicación, del aprendizaje y del diálogo. En definitiva, la base de nuestra democracia y de nuestra cultura.

Nuestro agradecimiento y felicitación a la señora Patricia Gutiérrez, presidenta de Editorial Plaza Mayor, al doctor José Luis Vega, director de la Academia Puertorriqueña de la Lengua Española y al profesor Eduardo Forastieri-Braschi, por su excelente labor y dedicación a la perpetuación y divulgación de esta obra.

¡Muchas gracias!
__________
*
Mensaje del Alcalde del Municipio Autónomo de Caguas,  honorable William Miranda Marín, en la presentación de las ediciones crítica revisada y escolar del libro El Gíbaro, de Manuel Alonso, en el Centro de Bellas Artes de Caguas, “Ángel O. Berríos Díaz”, el jueves,  26 de abril de 2007.

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