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De izquierda a derecha: Doctor Félix Huertas, Decano Asociado Escuela de Ciencias Sociales y Humanas; doctor Roberto Lorán, Vicerrector Universidad del Turabo; doctora Isabel Delgado de Laborde; doctora Rosa Rivera Álamo; doctora Gloria Butrón; señora Patricia Gutiérrez, presidenta de Editorial Plaza Mayor; doctora Amárilis Torres y doctor Denis Alicea, Rector Universidad del Turabo.

  Las autoras junto al doctor Denis Alicea.   La doctora Amárilis Torres

 

  • Presentación de la Nueva gramática de la lengua española: introducción con enfoque práctico, de Gloria Butrón y Rosa Rivera Álamo

 

Palabras de Patricia Gutiérrez

Muy buenas noches, señoras y señores.

Distinguido público, si me lo permiten, quisiera dirigirme a ustedes como vengo haciéndolo hace ya muchos años desde la página inicial del Catálogo de Plaza Mayor, antes sobre el papel y hoy en ese mundo de Internet que yo considero mágico:  “Estimado profesor, querido estudiante, amable lector...” 

La obra que presentamos esta noche se encuentra entre las más importantes que hemos podido ofrecerles, y esto es así porque no solo está escrita en español sino que trata sobre el español, y es que podemos decir que, desde sus orígenes, el español ha sido y sigue siendo hoy día la piedra angular de nuestra casa.

Siempre hemos sido conscientes de que, entre todo el mundo hispanohablante, la población puertorriqueña tiene -tenemos- un valor, y debemos reconocerlo sin falsas modestias. Sí, digo bien, un valor especial, y esto es así por la presión que la fuerte presencia anglófona ejerce sobre nosotros en nuestro propio territorio. Atenta a esta verdad, Plaza Mayor, a lo largo de su andadura, se ha esforzado, desde su humilde lugar pero con sólida convicción, a ayudar en este proceso de afianzamiento de nuestra identidad hispana, y lo hemos hecho de la única manera que sabemos, trabajando para que nuestra amada lengua española sea conocida con toda su riqueza y con toda su belleza, sobre todo por nuestros y nuestras estudiantes pero también por todo el pueblo puertorriqueño que se haya acercado a nuestro fondo.

No podemos amar ni valorar aquello que no conocemos en profundidad. La lectura, el estudio, nos sirve para descubrir aquellas incógnitas facetas del mundo que despiertan nuestra curiosidad y nuestro interés. En las artes y en la misma naturaleza, para que haya belleza, debe haber armonía, y solo conociendo las leyes que operan detrás de las apariencias, podremos comprender e interiorizar el esplendor de esa belleza profunda.

Con la lengua sucede esto mismo. Cuando leemos un texto, cuando oímos una disertación, hay veces que escuchamos maravillados, o no podemos dejar el libro porque algo inexplicable nos atrae y nos hace seguir y seguir. Para que exista esa subyugante armonía, además de un contenido interesante, debe haber una corrección, un orden que, sin apenas notarlo, es lo que consigue atraernos.

Y esto valdría también decirlo para la pintura, la música, o cualquier arte que ustedes se imaginen. Hablar y escribir con corrección también es un arte.

Para ayudarnos en la difícil tarea de lograr esta corrección, aquellos que tenemos la suerte de expresarnos en español, contamos con unos maestros, con unos sabios que reunidos en sus Academias, investigan, estudian, y tras muchos años de esfuerzo y deliberación, nos dan a conocer sus conclusiones, a modo de guía y orientación, para que nuestro español siga vivo pero correcto, para que, aun respetando las peculiaridades que quinientos millones de hablantes puedan tener según su origen, siga habiendo unas normas que, siendo observadas, consigan que esa belleza y esa armonía no se pierdan con el paso del tiempo. Y es que los académicos de la lengua española trabajan para el hoy, pero sobre todo para el mañana.

Producto del esfuerzo de estas Academias, surge la Nueva Gramática, y le damos la bienvenida, como sin duda lo han hecho en todos los países donde se habla español, especialmente en las comunidades académicas, pero reconozcamos que, no obstante, en muchas ocasiones, nos  estamos encontrando con serias dificultades para su comprensión, producto de los nuevos enfoques, distinta nomenclatura y modernos planteamientos.

Atentos a la problemática que esta Nueva Gramática estaba creando, principalmente entre los y las profesionales de la educación, en Plaza Mayor empezamos a pensar en la necesidad y posible utilidad de unas guías que ayudaran a comprender el texto académico, no tanto con gran cantidad de explicaciones teóricas sobre el mismo sino más bien con abundantes prácticas, pues la experiencia nos dice que lo que no se olvida es aquello que se practica.

Con esta idea en mente, en el marco de los Talleres para maestros y maestras de Español que ofrecimos el pasado verano para el Departamento de Educación surgió el tema, que sin duda estaba entre las principales preocupaciones del público asistente. Conversando con el profesor Dwight, le expuse mi idea y él me habló del trabajo de las profesoras Gloria Butrón y Rosa Rivera Álamo. Ambas doctoras, catedráticas de la Universidad de Puerto Rico en Bayamón y Cayey, están avaladas por veinte años de experiencia en la formación de docentes.

Enseguida nos pusimos en contacto. La conversación fue fluida y el acuerdo inmediato ya que las profesoras llevaban tiempo trabajando en un proyecto que encajaba como anillo al dedo en el concepto que previamente ya teníamos en la Editorial.

Así se gestó Nueva gramática de la lengua española: introducción con enfoque práctico.

Sin embargo, a medida que avanzaba su camino, nos dimos cuenta de que había muchos puntos que abordar, demasiados para tratarse en un solo volumen. De este modo, lo que en un principio iba a ser un libro, resultó ser una colección, la Colección Nueva Gramática, y el libro que hoy les presentamos, el primero de la misma.

Más adelante, las autoras les hablarán mucho mejor que yo y en detalle de los contenidos y la estructura de la obra.

En Puerto Rico, editoriales y docentes, desde la escuela elemental hasta la universidad, tenemos una gran responsabilidad. También nuestros Gobiernos la tienen. Cada uno desde su propia parcela, debemos cuidar, salvaguardar y poner en valor la importancia del español para nuestra identidad como pueblo. Y debemos hacerlo nosotros mismos. En la actualidad, gran parte de nuestra infancia y juventud estudia con libros elaborados fuera, donde no se aprecia ni valora suficientemente la propia idiosincrasia. Razón de más para que los educadores y las educadoras puertorriqueños conozcan y dominen adecuadamente las nuevas normas de las Academias de la Lengua Española, no solo para su propio buen hacer sino también para saber transmitirlas al alumnado, una vez asimiladas y tamizadas por la cultura nuestra, es decir, por nuestra forma propia y personal de hacer las cosas y entender la vida, en resumen, de expresarnos

Debemos darnos cuenta de que no son solo los y las estudiantes y el profesorado los colectivos expuestos en nuestro país a la pérdida del perfecto conocimiento de nuestra lengua, aunque los docentes sean los más conscientes del problema. Es bien conocida la fuerte presencia del inglés en lo que se refiere al ámbito de la técnica, el comercio, etc. Todo ello hace que en Puerto Rico, el hablante de español se vea constantemente sacudido y presionado por el mundo angloparlante de una forma mucho más peligrosa que en otros países. Esta situación necesita ser contrarrestada por un buen dominio del español, y a ello debemos aplicarnos.

Nunca nos cansaremos de repetir que en Puerto Rico tenemos un enorme patrimonio cultural, y nunca destacaremos lo suficiente que, dentro de este patrimonio, el español ocupa el primer lugar. A pesar de que lo compartimos con muchos millones de personas, es tan nuestro, tan de cada uno y de cada una de nosotros como de cualquier otro, y cuanto más lo compartamos, más rico y más nuestro se volverá.

Ya que empecé esta charla aludiendo a la página inicial de nuestro Catálogo, abuso de su amabilidad trayéndolo de nuevo a colación para cerrarla. Allí se habla de lo importante que es para Plaza Mayor la investigación de las necesidades de estudiantes y maestros. Confiamos en que con este libro y con esta colección atendamos algunas de esas necesidades. También allí se habla del amor. Tengan por seguro que esa fuerza nos guiará siempre.

Muchas gracias.

Patricia Gutiérrez
Presidenta Editorial Plaza Mayor
1 de diciembre, 201.

 

Palabras de Isabel Delgado de Laborde

 

Cuando en el I Congreso Internacional de la Lengua Española, celebrado en Zacatecas, México, 1997, Gabriel García Márquez pronunció aquellas lapidarias palabras de: “Simplifiquemos la gramática antes que la gramática termine por simplificarnos a nosotros. Humanicemos sus leyes…” o “Jubilemos la ortografía…enterremos las haches rupestres…” y otras propuestas del mismo calibre, el mundo hispánico alzó su voz y hubo tal revuelo, que nuestro siempre admirado premio Nobel tuvo que rectificar mediante unas muy curiosas explicaciones.

La reacción resulto beneficiosa y es posible que fortificara la labor que ya habían iniciado la Real Academia Española y la Asociación de Academias de la Lengua, cuyo espléndido fruto se ha manifestado en la última década con el Diccionario panhispánico de dudas (2005), la Nueva gramática de la lengua española (2009) en sus tres versiones: la de referencia, extensa y pormenorizada con la que el ámbito hispánico se equipara a las gramáticas de otras lenguas europeas; el Manual (2010), más reducido y con el objetivo de hacer este material más asequible y, por último la Nueva gramática básica  de 2011, dirigida a quienes “deseen  acercarse a comprender mejor el funcionamento de su lengua”. Estas obras constituyen la base unificadora de quinientos millones de hispanohablantes, sin menoscabar las particularidades de cada región.

El esfuerzo realizado por las veintidós academias se traduce en un despertar del interés hacia la gramática, como se ha visto en la nutrida asistencia a los seminarios ofrecidos por la Academia puertorriqueña de la lengua española,  en los talleres para maestros en los que acabo de participar, cuya afluencia fue tal, que hubo que ampliar las secciones y en la cantidad de consultas recibidas. Se advierte, ciertamente,  una gran efervescencia e interés en torno a la gramática.

Pero todavía hay quienes consideran que el estudio gramatical no es eficaz ni útil porque no ha mejorado la comprensión de textos ni la expresión oral ni la escrita y, por lo tanto ¿para qué dedicar tiempo y esfuerzo a esta disciplina, más aún cuando no solo los estudiantes, sino muchos de los maestros la consideran una materia árida y de poca utilidad?

El plan de estudio en nuestro país tampoco ayuda mucho. En los libros de texto se le dedican dos páginas de teoría gramatical en cada unidad. Los estudiantes se gradúan de Escuela Superior sin haber tomado un solo curso dedicado a gramática como asignatura. La preparación de los maestros en esta área es paupérrima: dos semestres en algunos recintos  y un solo semestre en otros. Por tanto no se puede culpar ni a unos ni a otros de su actitud negativa hacia esta materia.

Por otro lado, nuestros niños y nuestros jóvenes pasan gran parte de su tiempo en actividades tecnológicas, físicas o meramente sensoriales lo que los incapacita para la reflexión, para el análisis y para el ordenamiento lógico del pensamiento. El filósofo español Fernando Savater se queja también de los estudiantes españoles y dice: “…se observa, sobre todo en la juventud, pobreza de vocabulario y desprecio por la galanura de la lengua”, fenómeno  muy generalizado, igualmente, por estas latitudes. Tanto en la Península como aquí todo lo resolvemos con las palabras comodines del momento. Ahora todo es “espectacular” , como antes lo fueran “nítido”, “brutal” u otras de mayor calibre. Pero, ya sabemos que la cuestión del vocabulario es y ha sido así y seguirá su curso vital sin mayores consecuencias.

Ante este panorama ¿no deberíamos dedicar mayor esfuerzo hacia materias formativas, como la gramática, que ayudan a desarrollar el raciocinio y el ejercicio mental?

Los frutos inmediatos derivados del estudio gramatical deben traducirse en un mejoramiento en el uso de la lengua, pero hay otros frutos no perceptibles de inmediato que se manifestarán en la adquisición y desarrollo de un juicio analítico y de un orden lógico, tan necesarios para la formación integral del individuo.

También la gramática nos ayudará si se trata de aprender otra lengua, como dice  Lázaro Carreter: “El saber consciente acerca de la organización y funcionamiento del propio idioma facilita su manejo y el aprendizaje de otros”. Es cierto que se puede aprender una lengua sin que medie su estudio, como lo hacen los emigrantes, pero el nivel será demasiado limitado.

Igualmente es básico para entender y analizar textos literarios tener conocimiento gramatical. En la narrativa actual aparece frecuentemente un complicado juego de planos temporales y diferentes puntos de vista, lo que requiere el conocimiento y manejo de los tiempos verbales y sus matices. Recordemos el magnífico análisis que Vargas Llosa hace de  Cien años de soledad en su obra Historia de un deicidio. Tampoco podríamos apreciar ni entender la poesía barroca del XVII, en particular la de Góngora, sin conocimientos sintácticos.

Y ¿cómo podríamos explicar a nuestros estudiantes las razones por las que es incorrecto decir querramos, estábanos o dile no a las drogas? ¿Cómo advertirles del uso incorrecto del gerundio, si no saben lo que es un gerundio?

El objetivo de la gramática no es enseñar a leer y escribir correctamente, como se definía cuando yo era niña, pero ayuda en gran medida a mejorar la expresión y a entender la estructura y el ordenamiento de nuestra lengua y de nuestro pensamiento. Siguen teniendo actualidad las palabras de Cervantes en las que considera a los gramáticos personas de gran cultura, como dice en el prólogo de la primera parte de don Quijote: “…os tendrán siquiera por gramático, que el serlo no es de poca honra y provecho el día de hoy”.

Tras estas reflexiones en torno a la gramática en general, haré unas observaciones sobre el libro publicado por mis queridas amigas y compañeras Gloria Butrón y Rosa Rivera Álamo, a modo de aperitivo. El plato principal estará a cargo de la doctora Amárilis Torres.

Se podría decir que nuestras autoras “cogieron el tiro” y se adelantaron en contribuir a la difusión de los nuevos enfoques, planteamientos y nomenclatura de la Nueva gramática de la lengua española, como reza en la introducción de la obra, ya que es uno de los primeros intentos de divulgar esta materia con fines didácticos. Ya este libro estaba concebido y acabado antes de que se publicara la Nueva gramática básica.

Podría dar la impresión de que se trata de un manual escolar por su formato, pero es mucho más denso de lo que a primera vista parece. Aquí todo lo que reluce es oro. Oro gramatical de nivel universitario destinado a preparar a los maestros de español.

Uno de los aspectos que más me impresiona es la manera tan clara y concisa en la que se exponen temas muy complejos por su planteamiento y por su novedad, como por ejemplo la estructura argumental, las clases transversales o los adjuntos. El empleo de breves y precisos enunciados y oraciones contribuye a la agilidad del estilo.

La organización del contenido, que a veces se aparta de la ordenación de la gramática académica, me parece muy acertada para efectos metodológicos, como por ejemplo el grupo nominal en donde se inserta  el estudio del sustantivo junto a los determinantes, modificadores y complementos.

Cada tema se completa y se refuerza con gran variedad y cantidad de ejercicios y pasajes literarios o de los medios de comunicación de gran efectividad para el estudiantado.

Se completa el texto con tres apéndices de gran utilidad, dedicados: el primero a las nuevas normas ortográficas referentes a la acentuación, el uso de las mayúsculas, que tanta polémica están generando y, por último, la puntuación, cuya novedad consiste en algunos de sus usos y el de signos auxiliares en el campo de la informática. Es probable que no conozcamos el nombre de estos signos porque los usamos en inglés, como es el caso del “under score” cuyo nombre es: guión bajo.

El segundo apéndice incluye  más ejercicios y el tercero un glosario de términos gramaticales de indudable utilidad.

Finalmente me gustaría decirles a las autoras que este es el texto que me hubiera gustado y me gustaría usar en mi clase de gramática, porque, en definitiva es un libro… ¡espectacular!

Doctora Isabel Delgado de Laborde.

 

 

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