| Carta de la editora Estimados lectores: Al conocer los títulos de esta Colección, el lector se adentrará en el campo de la diversidad, del mismo modo en que yo, mediante la lectura y revisión de estos textos, lo he hecho como condición necesaria para establecer un foro. Decidí crear la Colección Cultura Cubana con el propósito de brindar y de fomentar el respeto por las diferencias. Imaginarme que este conjunto de obras de distintos géneros pudiera servir de puente de ideas, reafirmó mi confianza en que algún día los cubanos, no importa dónde vivan la Isla, puedan entenderse sin rencor. Y aunque no nací en Cuba, no dejo de ser cubana. Aparte de ser hija de padres que me legaron su cubanía, pertenezco a un país por el cual río y lloro que forma parte del resto del mundo. Además, durante casi cuatro décadas me he visto rodeada de discursos sobre esa “verdad única” de lo cubano que sólo han provocado la incomprensión. Es posible que esta Colección se relacione en su arranque con el desastre que provoca la intolerancia. Algunos pensarán que el respeto por la diversidad es mucho pedir, pero no podemos exigirnos otra cosa. No me refiero a publicar sin discernimiento; tenemos una política editorial que obedece a la excelencia y no a la censura para que, en la aspiración a lo mejor, podamos ser hermanos al menos en papel, ya que no lo somos con la valentía suficiente en la esfera pública. Parte de lo que hace que Colecciones como ésta sean necesarias es la diversidad de sus textos. La Colección Cultura Cubana, entonces, es un conjunto de opiniones e idealismos: una colección-mural. Y, por supuesto, una obra ampliada sobre Cuba, un país extendido que se reinventa sin cesar. Que este grupo de obras esté constituido de temas polémicos, no me cabe la menor duda. Que al hablar de un tema en particular callemos otros, tampoco me parece ajeno. ¿Grandes exigencias? No lo creo. Con esta Colección, tan diversa como la Isla, Cuba queda representada en su alucinante complejidad. |