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Héctor Sepúlveda

Es catedrático, investigador y profesor de la Escuela de Comunicación de la Universidad de Puerto Rico. Trabaja los temas de cultura popular y comunicación de masas,  comunicación y educación popular, comunicación política, modos de consumo y apropiación en la comunicación popular. Es autor de Bajo asedio. Comunicación y exclusión en los residenciales públicos de San Juan (2002), y Suaves dominaciones. Críticas y utopías de los medios en Puerto Rico, publicado por la Editorial Plaza Mayor, así como de artículos y ensayos en revistas y periódicos.

Trabajos suyos están recogidos en las antologías
: La catedral de la imagen (2000), Universidad Regiomontana. Monterrey, México; Comunicación y educación (2002), UNAM. México; Comunicación, democracia y ciudadanía, (2005),  CICom (Centro de investigaciones en comunicación), Universidad de Puerto Rico.

Ha sido ponente en cónclaves nacionales e internacionales de comunicación; Sao
Paulo, Madrid, Salamanca, Santiago de Chile, La Habana, Santo Domingo y San Juan
de Puerto Rico.

Además, ha incursionado en la poesía y el relato. Textos suyos de estos géneros han sido publicados en la revista Taller Literario, de Puerto Rico.

Comentarios a su obra

.
"Esta investigación incursiona en el rol de los medios en la construcción de las identidades en el residencial y se pregunta por las nociones de ciudadanía, democracia y paz que manejan sus habitantes a despecho de los estereotipos y las caracterizaciones mediáticas". (Silvia Álvarez Curbelo, sobre Bajo asedio: comunicación y exclusión en los residenciales públicos de San Juan).

. "Hay en la realidad puertorriqueña un aparente divorcio [...] entre las concepciones teóricas de la comunicaciones y el ejercicio cotidiano de este quehacer [...] El académico Héctor Sepúlveda [...], ha decidido tomar el toro por los cuernos para adentrarse en el análisis de esta realidad a partir de un vínculo cercano de un cuarto de siglo con los procesos comunicacionales en la dual función de observador e investigador.

"Con prólogo del prestigioso estudioso Armand Mattelart [...], Suaves dominaciones
profundiza en la exploración de que las rutinas de trabajo y las prácticas profesionales de comunicación en el país transitan por cierta autonomía de la academia [...]  Con este libro el autor hace una importante aportación a la escasa bibliografía que en este campo existe en Puerto Rico.

"Es este un libro al cual deben aproximarse los teóricos, profesores y comunicadores nacionales, principalmente quienes estén en la práctica del periodismo”. (Nelson del Castillo, sobre  Suaves dominaciones. Críticas y utopías de los medios en Puerto Rico).


Para leer


Suaves dominaciones. Críticas y utopías de los medios en Puerto Rico
(Fragmento)

Poder, terrorismo y comunicación

La prensa, la empresa, el periodismo. De la práctica cotidiana a la búsqueda de la utopía

Odios y amores viejos. Seducciones, desilusiones y contradicciones de la cultura de la massmediación en Puerto Rico


Prácticas teóricas y teorías prácticas de la comunicación social en Puerto Rico



De viva voz


¿Sus incursiones en la literatura significan otra exploración a partir de su especialidad en el conocimiento?

Mi otro gran interés es la literatura. En realidad es el primero. Pues comencé a escribir desde preadolescente mis primeros versos y relatos. Desde ella es como llegué a la comunicación, pues siempre la he considerado, a la literatura, como un ejercicio dialógico, es decir, comunicante. Actualmente tengo inéditos un libro de relatos y tres poemarios, de algún valor artístico a juzgar de la evaluación que de uno de ellos ha hecho una colega, quien también es poeta. No los he publicado, ya por timidez, ya por falta de recursos, pero ya será.

Hay en sus trabajos una aproximación al concepto de Poder político que además de crítica es reveladora de las tendencias socioculturales contemporáneas y  universales. ¿Es extensible su fundamento  humanista a los distintos modelos de poder que hoy predominan?

Seguramente. Soy de los teóricos que piensan que no podemos desvincularnos de la economía política para poder hacer un análisis correcto del poder. Sobre todo en nuestras sociedades de hoy, a las que  llaman informacionales no pocos autores. Es decir, el poder de la información lo permea todo, incluso aquello en lo que el imaginario
democrático o pluralista tiene su basamento. Y por extensión, el poder mediático. Este, a su vez, es partero de la pluralidad, diversidad y ubicuidad del poder en términos macrosociales y culturales.

Es por ello que la metáfora de Foucault viene a la medida cuando se analizan las
estructuras de propiedad y poder en la sociedad informacional actual. En última instancia de lo que se trata es de humanizar el poder en términos generales haciendo que sea más democrático y más amplio. Y en ello los medios tienen una responsabilidad protagónica y fundamental. De lo que se trata es de pregonar y luchar porque el poder sea más compartido que ejercido y que las partes que lo hegemonizan  lleguen a acuerdos
consensuales y convenientes mutuamente. Es una utopía o bien pudiera serlo. Pero para eso deben existir los medios; para construir utopías y contribuir de esa manera al cambio social.

¿Cuál su punto de vista sobre el llamado “determinismo tecnológico”? Es decir, sobre la idea de que las nuevas tecnologías mediáticas  en la comunicación humana determinan de por sí sumisión, pérdida de la identidad y otros fenómenos similares.

Con el advenimiento de la cultura audiovisual –el cine, la radio y la TV– hubo algunos autores, unos apocalípticos y otros integrados, que se aventuraron a plantear que el libro y la cultura letrada pasarían a mejor vida, para bien o para mal, según ambas perspectivas. Me parece que con las nuevas tecnologías digitales e informacionales pasa algo similar. Hay quienes las ven de manera determinista o apocalíptica (Sartori y demás) y otros que las ven de forma humanista y valorativa (Castells y demás). Me inclino a pensar que el grupo que comanda Castells tiene el análisis más correcto de la irrupción en el nuevo siglo de estas nuevas tecnologías.

Es muy temprano todavía para comprobar si el consumo medido o desmedido de
dichas tecnologías informacionales ha de traer cambios profundos en las formas que tiene el ser humano de enculturarse. Sin embargo de la misma manera se puede pensar que si los medios audiovisuales de la modernidad mediática produjeron nuevas maneras humanas de divertirse e informarse, distintas a las premodernas, es posible entonces pensar que estos nuevos medios o instancias deben tener algún efecto de cambio, lo que constituiría formas postmodernas de hacer, pensar o disfrutar la cultura. El problema que veo en el planteo del determinismo tecnológico es que se puede correr el riesgo de absolutizar y, por tanto, reducir el análisis a que sólo la tecnología y su dependencia por parte del hombre  producirán los cambios sociales. Me parecería más correcto si el análisis fuera más amplio e incluyera, de seguro, otra multiplicidad de factores –además de la dependencia de la tecnología – como coadyuvantes para dichos cambios.

¿Sus incursiones en la literatura significan otra exploración a partir de su especialidad en el conocimiento?

Mi otro gran interés es la literatura. En realidad es el primero. Pues comencé a escribir desde preadolescente mis primeros versos y relatos. Desde ella es como llegué a la comunicación, pues siempre la he considerado, a la literatura, como un ejercicio dialógico, es decir, comunicante. Actualmente tengo inéditos un libro de relatos y tres poemarios, de algún valor artístico a juzgar de la evaluación que de uno de ellos ha hecho una colega, quien también es poeta. No los he publicado, ya por timidez, ya por falta de recursos, pero ya será.

(Septiembre de 2005).

 

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