A
primera vista, se podría pensar que este libro sólo investiga cómo las prácticas
del periodismo moderno sirvieron para articular, en la arena pública, el uso de
la esterilización femenina en Puerto Rico. No obstante, el alcance de este texto
trasciende ese objetivo.
Este manuscrito examina cómo la prensa ayuda a conformar ciertas realidades y a
privilegiar unos modos de ver que, en su constante repetición, se presentan como
los discursos únicos y verdaderos. Analiza cómo los medios informativos han
servido, a manera de plataforma, para adelantar los proyectos políticos de
ciertos sectores y para naturalizar ciertas miradas que van en detrimento de
muchos miembros de la población.
Particularmente, este estudio revela cómo el discurso periodístico ayuda a crear
unas verdades: qué es importante, qué no lo es, qué es correcto, qué no lo es.
El (des)uso del género informativo y del género de opinión, el (des)uso de
ciertas fuentes informativas, el lenguaje, la falta de cuestionamiento de la
fuente y la repetición constante de todas esas formas periodísticas, entre
otras, son algunos de los instrumentos con los cuales la prensa configura
nuestros imaginarios
sobre la realidad social que nos circunda. Mas, debo aclarar que, cuando aludo a
estas prácticas, no estoy hablando de un discurso conspirativo, sino de cómo el
periodismo, en sus rutinas de hacer, destaca a ciertos sectores y ciertas
informaciones, porque resultan auténticos, autorizados, creíbles o noticiosos.
La inclusión implica exclusión. Como profesora de Periodismo, trato de
enfatizarles a mis estudiantes que, precisamente, en el acto de producir textos
periodísticos, estamos diagramando una realidad ante nuestro público. Muchas
veces, las exclusiones son las más elocuentes, y, en esas supresiones, se nos
puede ir la vida, literal y metafóricamente hablando. Como público, la exclusión
puede significar que se nos escapen opciones que, por desconocimiento o por
tabúes, no somos conscientes de que están a nuestro alcance. Otras veces, queda
claro que no estamos representados/as, que lo que dice la prensa no tiene nada
que ver con uno/a. En otras palabras, muchas acciones individuales —que, cuando
se suman, no necesariamente son excepcionales— se borran de la discusión
pública. El silencio las invalida. Estas dinámicas no sólo se ven con claridad
en las formas en las que se representó la esterilización en los rotativos
nacionales, sino también en la representación del sexo, de la (hetero)sexualidad
y de las opciones de control reproductivo, como el aborto. Por eso, en esta
investigación, se incluyen las historias de vida de algunas mujeres que fueron
esterilizadas en las décadas de los sesenta y los setenta. Ellas, con sus
historias, hablan de sus experiencias, aquéllas excluidas de la prensa del país,
porque, en parte, no se consideraron noticiosas.
Las historias de vida, además, me sirven para retar los discursos que han
predominado en los círculos intelectuales que colocan a las mujeres
esterilizadas ya sea como víctimas del aparato estatal (discurso de los
católicos y de los independentistas) o como agentes libres (discurso del
Estado). Las narrativas aquí incluidas, en todo caso, ayudan a entender cuáles
eran las condiciones de posibilidad que llevaron a algunas mujeres a someterse a
la esterilización. Ilustran cómo los intereses estatales intersecaron con los
intereses individuales de algunas mujeres, quienes vieron que, para agenciarse
un espacio, tenían que buscar una manera de controlar su fecundidad, y que uno
de los medios más conocidos y accesibles existentes en la Isla era el de la
esterilización. Muchas mujeres optaron, y siguen optando, por la cirugía como un
acto de agentividad dentro de los márgenes que limitaron, y siguen
limitando, sus acciones.
Este libro, también, repiensa cómo la cuestión de género ha sido un instrumento
medular para debatir políticas públicas y para esbozar las posturas de ciertos
sectores sociales. Esta investigación pone de manifiesto cómo todos los sectores
implicados en el debate público sobre la esterilización estaban pensando en el
cuerpo de las mujeres desde unas posturas hetonormativas, y cómo, al
interior de ese paradigma, todos —hombres, mujeres, straights, gays,
etc.— quedamos atrapados. Es decir, plantea cómo el género juega un papel
central, fundamental, en la creación de los discursos públicos y cómo la prensa
ayuda a adelantar esas visiones.
Muchos cambios están afectando el periodismo de hoy día, los que, sin lugar a
dudas, nos dirigirán a repensar la práctica periodística y la forma en que
dichas maneras de hacer inciden en el conocimiento. Sin embargo, el que este
texto estudie los periódicos nacionales de 1940 a 1977 ayuda a reflexionar no
sólo sobre cómo los rotativos de esa época enmarcaron la esterilización, sino
sobre cómo la prensa de hoy día afecta lo que pensamos y en cómo pensamos sobre
ello. Es decir, cómo, en su hacer, las prácticas periodísticas tropiezan con la
memoria.
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